jueves, 25 de agosto de 2016

LA PALABRA SE HACE CARNE 2

Pues bien, pensando en tu reflexión sobre el continuo presente, y como te había prometido, me dispongo a escribirte (Johan Reyes).

Hay una brecha enorme, no sólo de tiempo si no de ánimos, vivencias, aprendizajes, desmotivaciones, cambios energéticos, etc., entre el momento en que abrí éste blog y éste momento en el que escribo. Una de las diástoles ha sido precisamente con la Educación, universo en el que te conocí. Sigo creyendo en su labor y espíritu formador, en su capacidad transformadora, pero no así, tan sesgada, manipulada y limitada como hoy; y precisamente son las palabras escritas (en decretos, manuales y legislación educativa) y luego repetidas una y otra vez por rectores, coordinadores, profesores, lo que ha transformado negativamente algo que amo. Esas palabras que les cierran a ustedes (los estudiantes) los espacios legitimando la mediocridad, la pereza mental y el desajuste social al que son sometidos de manera programada, planeada, sistemática.

Nunca he sentido realmente pertenecer a ningún grupo en particular, a no ser que estemos hablando de la raza humana, y ello me ha condenado en muchos aspectos, pues carezco de muchas de las "habilidades sociales" que se requieren: mentir, fingir, embaucar, enmascarar, camuflar, disimular... Elegí la soledad como estado principal, y ello me ha permitido estar mucho tiempo conmigo mismo y conocerme más de lo que otros me puedan conocer. Me amo y me respeto, suelo cometer el error de decir exactamente lo que pienso y ello aumenta aún más mi enmarcada y muy bien delimitada soledad, pues la gente pregona el supuesto amor a los valores como la honestidad y la sinceridad, pero en realidad no los quieren; el mundo quiere ser engañado, embaucado; de ahí que tengan tanto éxito los timadores, los estafadores y los políticos corruptos. No hago lo mismo con mis sentimientos, a no ser que la interpelación lo merezca, como ahora (hace poco) que tú lo hiciste; la mitad de este texto es eso, sentimiento.

Mi idea, aunque pareciera eso, no es desanimarte. Mi visión de mundo al fin y al cabo es sólo una, de muchas otras que puedes leer y escuchar. Mi pretensión es lo contrario, de un hombre "maduro" a un joven adolescente al que respeta como a todos los demás, y por eso les habló y enseñó como lo hizo. Deseo precisamente invocar tu humanidad, en todo tiempo y lugar, en toda dimensión: piensa por ti mismo, teje con tus propios hilos, mantente firme en lo que crees aunque con la mente siempre abierta. Tal vez todos estemos equivocados. Sueña, visualiza, ten cuidado con lo que piensas y hablas y escribes, sobre todo acerca de ti mismo, porque el verbo se hace carne, pero recuerda, incluso pensando acerca de mí y todo lo que te digo, que la única verdad, es que todo es mentira.

Con aprecio y respeto,

FABIO SATIZÁBAL SARRIA





jueves, 14 de abril de 2011

Kenji Orito Díaz

La visión de Kenji Orito Díaz viene tomando cada vez más fuerza. Apareció en RCN TV en uno de los programas de Pirry, mostrando el programa "Turismo con propósito" ideado por él; programa que, literalmente, salva vidas con el simple poder del amor simple (abrazos, palabras afectivas, calidez). Lo entrevistaron en Caracol TV y es muy fácil acceder a sus videos en internet de conferencias y participaciones múltiples suyas. Su voz, su carisma y su contenido seducen; es imposible no atender a su lógica, humilde pero contundente. Aquí va uno de esos videos, en el que lo veremos, expresando su visión de Colombia respecto del resto del mundo.

"http://www.youtube.com/watch?v=Aj8lMKTgxLk"

viernes, 4 de marzo de 2011

LA PALABRA SE HACE CARNE 1

LA PALABRA SE HACE CARNE es una aventura, un puente entre tú y yo, anhelo por compartir; pretendo acariciar la palabra y la carne... Son lo mismo, pero apenas nos estamos dando cuenta, descubriendo el poder de esta consciencia y actuando en perspectiva. La palabra y la carne están hechas de las mismas fibras; ya vemos que se confunden y se tornan del mismo color... Poderosa, la palabra se cristaliza; cuánto miedo tengo ahora mismo de lo que el poema quiera decir o el cuento contar; eso que llamamos profecía, es la obediencia de la materia, de la carne ante el poder de la palabra, que demanda, ordena y decreta con sus vibraciones (que parecen mágicas, y lo son), lo que el mundo debe hacer.

Ahora, ésta es otra puerta a ese pequeño mundo, y lo editaré, en la misma medida de mis deseos y mis palabras. Aquí está la fábrica de mi destino y tú me ayudarás a confeccionarlo, cada que leas. Te contaré, con poemas principalmente, con cuentos a veces y algunas reflexiones, ese destino. Las imágenes en las palabras, serán una posibilidad, luego una probabilidad y finalmente una imagen de palabra y carne, un hecho, un cuerpo sólido del que ya no abrazaré su probabilidad o mi esperanza, si no su realidad, aumentándome de su calor real, enésimo de mi mismo... (continuará)

FABIO SATIZÁBAL SARRIA